“Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli y duquesa
de Pastrana es uno de los personajes más intrépidos y fascinantes de cuantos se
movieron alrededor de la corte de Felipe II. Una mujer que descubrió
tardíamente la pasión y que afrontó con una endereza extraordinaria el
escándalo y la cólera del hombre que en esa época ostentaba el poder absoluto:
el rey.”
“1582, el sol no se
ponía en nuestro imperio, me gusta mucho esta frase” parafraseando a Los
Nikis empiezo la crítica de este libro que me regalaron por error. Y cojo esta
frase porque de verdad me encanta,
porque estoy enamorado del Siglo de Oro español y porque la Princesa de Éboli
siempre me ha resultado enigmática, supongo que será por el parche. Pero el
libro es novela histórica y claro, uno se puede dejar llevar por la narrativa y
tergiversar la Historia, que me parece que es lo que pasa aquí. Leyendo el
libro uno piensa que el trío amoroso
formado por Felipe II, Antonio Pérez y Ana de Mendoza fue el causante de la debacle
del Imperio. La descripción del Rey Prudente poniéndolo de auténtico hijo de la Gran Bretaña es el ejemplo
más claro de que estamos ante una novela y si eres consciente de ello adelante
con ella, a mi personalmente me ha parecido algo espesa pero también te digo
que iba con algunos prejuicios, que he confirmado.
Frase: “…deduzco que le estáis diciendo a vuestra alma
inmortal que espere a causa de la felicidad terrenal de Antonio Pérez.”
4/10
Alternativas: La
princesa de Éboli de Manuel Fernández Álvarez. Antonio Pérez de Gregorio Marañón. Felipe II de Henry Kamen.