jueves, 16 de octubre de 2014

Otoño azul de José Ramón Ayllón (Bambú, 154 pág.)

 

“Esta es la historia de una chica y un muchacho. En esa amistad, hay una playa en otoño, un equipo de fútbol, clases y amigos, dos familias, un gusto por la vida, un cáncer, una libreta roja, un secuestro y un buen final. Los protagonistas se ven unidos y enriquecidos por los lazos de la amistad, del amor y del dolor compartido.”

He leído casi todo de José Ramón Ayllón y ahí está el por qué el libro me ha parecido un poco flojo e incluso monotemático.

Tuve la suerte de acudir a una conferencia del autor y en la firma de libros le pregunté sobre el final de uno de ellos. Me contestó que de no ser ese el final, el libro hubiese resultado muy empalagoso. Es cierto que trata el sentido del dolor en adolescentes muy bien y que invita a mirar a hacia delante en una época en la que se forma un hombre y una mujer, pero de seguir así la pobre Paula va a terminar en el diván.

Otoño azul parece la conclusión de Vigo es Vivaldi y Diario de Paula. De hecho me sorprende que en este caso la editorial sea Bambú y no Bruño como en los dos primeros libros. No sé los motivos pero si es cierto que a lo mejor era estirar demasiado el chicle, que es lo que yo pienso.

Ayllón juega constantemente con citas culturales relacionadas con la literatura, la música o la escultura y esto hace que el lector se emocione si las conoce o que le pique el “gusanillo” e investigue si no tiene ni idea. Esto es lo que más me gusta porque no trata al lector, en principio adolescente, como si fuera un ñoño analfabeto.

En definitiva, el libro obviamente es para un público joven y quitando la historia de la madre no pasa de ser una historia de amor juvenil en una Barcelona que gracias al autor me dan ganas de visitar.

Puntuación: 5/10

Alternativas: Vigo es Vivaldi  de José Ramón Ayllón 

martes, 14 de octubre de 2014

El nombre del viento de Patrick Rothfuss (Plaza & Janes, 880 pág.)





















“He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.


Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mi”

La literatura fantástica no me apasiona pero “oí tanto hablar” de Kvothe que me dejé engañar por mis amigos y accedí a leerme el libro y el fiasco ha sido grande, casi tanto como las casi 900 páginas que tiene.

Rothfuss intenta en este primer tomo, es una trilogía, emparentar a Harry Potter con Frodo y el resultado queda tan lejos como Mordor o Hogwarts. En la literatura fantástica creo que están todos los seres inventados pero si encima los bautizas con nombres que bien podría haberme inventado después de tomarme un par de cervezas de cebada de calabaza pues el resultado es que te salga un churro en vez de una menina. Ya ni te cuento los cinco o seis idiomas nuevos que se inventa después de haberse metido entre pecho y espalda lo que llama en el libro resina de denner que hace las mismas funciones que las setas alucinógenas a la par que el Colgate.

El protagonista es una mezcla entre un personaje de Dickens y el hijo bastardo de Dumbledore y Lobezno, porque o tiene la mutación de la regeneración espontánea o a la primera paliza se hubiese acabado el libro allá por la página 200 y yo se lo hubiera agradecido bastante pero como también estoy a favor de las adaptaciones cinematográficas me parece bien que Rothfuss haya estirado la historia 700 páginas más en el primer libro y vete tú a saber cuánto más en los otros dos ladrillos de la saga.

Las similitudes con la obra de JK Rowling son tales que Kvothe tiene su Draco Malfoy, su Severus Snape y hasta su novieta Cho Chang pero con un poquito de vida más alegre que para eso el chico no tiene edad para estar en la Universidad pero si para pegarse unas melopeas que ni el mismísimo Voldemort.

En definitiva, El nombre del viento queda a años luz de Tolkien (tampoco me mata) y debido a la extensión no me ha tenido tan enganchado como Rowling.

Puntuación: 5/10


Alternativas: saga El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, saga Harry Potter de J.K. Rowling, saga Crónicas de Narnia de C.S. Lewis