“He
robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la
noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la
Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He
recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera
de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que
hacen llorar a los bardos.
Me
llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mi”
La
literatura fantástica no me apasiona pero “oí tanto hablar” de Kvothe que me
dejé engañar por mis amigos y accedí a leerme el libro y el fiasco ha sido
grande, casi tanto como las casi 900 páginas que tiene.
Rothfuss
intenta en este primer tomo, es una trilogía, emparentar a Harry Potter con
Frodo y el resultado queda tan lejos como Mordor o Hogwarts. En la literatura
fantástica creo que están todos los seres inventados pero si encima los
bautizas con nombres que bien podría haberme inventado después de tomarme un
par de cervezas de cebada de calabaza pues el resultado es que te salga un
churro en vez de una menina. Ya ni te cuento los cinco o seis idiomas nuevos
que se inventa después de haberse metido entre pecho y espalda lo que llama en
el libro resina de denner que hace
las mismas funciones que las setas alucinógenas a la par que el Colgate.
El
protagonista es una mezcla entre un personaje de Dickens y el hijo bastardo de
Dumbledore y Lobezno, porque o tiene la mutación de la regeneración espontánea
o a la primera paliza se hubiese acabado el libro allá por la página 200 y yo
se lo hubiera agradecido bastante pero como también estoy a favor de las adaptaciones
cinematográficas me parece bien que Rothfuss haya estirado la historia 700
páginas más en el primer libro y vete tú a saber cuánto más en los otros dos
ladrillos de la saga.
Las
similitudes con la obra de JK Rowling son tales que Kvothe tiene su Draco
Malfoy, su Severus Snape y hasta su novieta Cho Chang pero con un poquito de
vida más alegre que para eso el chico no tiene edad para estar en la
Universidad pero si para pegarse unas melopeas que ni el mismísimo Voldemort.
En
definitiva, El nombre del viento queda
a años luz de Tolkien (tampoco me mata) y debido a la extensión no me ha tenido
tan enganchado como Rowling.
Puntuación:
5/10
Alternativas:
saga El señor de los anillos de
J.R.R. Tolkien, saga Harry Potter de
J.K. Rowling, saga Crónicas de Narnia de
C.S. Lewis
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